Llegar a la frontera
de todo
-ciudad, campo, cerco-
a la orilla de una misma,
y cruzar.
Andar cuesta arriba,
encontrar manos,
brazos que se agitan,
esperan,
marcan el camino,
estrechan.
Un presente
en el presente,
alegría revelada,
inesperado asombro,
entre los árboles
ver el cielo.
En el borde/orilla,
desde arriba
entrever ciudad y mar
en segundo plano.
En primer plano el pasado
insiste en sorprendernos
por caminos nuevos.
Todavía nos desea
-¿aún le pertenecemos?-
quiere seducirnos,
llevarnos a la otra orilla
casi cayéndonos de la tierra
al tiempo de las campanillas azules
en todas las casas,
al tiempo de un sauce añejo
que guarda secretos,
de futuras arboledas,
a un tiempo de pájaros
alborotados de primavera.
Por un momento
-ese instante en la eternidad-
cruzar la frontera,
desdibujar los límites,
callar las voces,
no esperar del futuro,
sólo sentarse
en el borde del mundo
y dejarlo ser.
Me gustó mucho «Bordes» eso de cruzar la frontera pero a la vez dejar ser al futuro y tener la capacidad de saber mirarlo con un dejo de sano asombro…Gracias.
Javier
Bordes, fronteras, asombros …estamos hechos de todo eso. Gracias por tu comentario y por visitar el blog. Me alegra que te haya gustado.
Abrazo
Reblogueó esto en Puerta de accesoy comentado:
Un poema que quiero y evoco cada tanto. Representa muchos asombros en finales/inicios de ciclo que tuve que vivir…Lo comparto para este tiempo con un abrazo esperanzado 💖
Pingback: Borde (Puerta de acceso) – lapensadoragaditana.wordpress.com