El camino y sus señales.

 Trataba de sacar fotos a los carteles indicadores bajo la lluvia. Siempre movidas, siempre húmedas, con hermosas y gordas gotas de agua. Uno tras otro desfilaban vistosos carteles azules y amarillos con la flecha  (el símbolo) o la vieira estilizada, o el propio muñequito del caminante. Hasta que lo logré. Fue cuando cruzaba otros caminos rumbo a Asturias, dejando Santiago (en sentido contrario también se viaja), me conmovió seguirlos viendo y a los peregrinos siguiéndolos, bien apertrechados, cargados y encaminados como un día soñé estar yo. Mi camino es este, un tanto a contra flecha. Lo acepto, lo agradezco. En sentido contrario igual fluyo, camino con ellos, me saludan devolviendo cálida sonrisa. Yo les doy ánimo con mis ojos y con mi fe. La fe en la vida sobre todo, en la bendición de ponerse a caminar. Los acompaño largos tramos. Yo que vengo de Santiago, sé a dónde llegarán. Ya estuve con muchos otros por allá. Todos somos señales, carteles indicadores. Yo para ellos, ellos para mí.

 

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